La arquitectura religiosa

Parroquia de San José.-

La iglesia parroquial de San José, hoy cerrada al culto, fue en su origen una pequeña ermita, ampliada sucesivamente. De la primitiva fábrica poco resta, ya que después de la creación de la parroquia en 1637 el edificio fue reedificado y ampliado. En el decreto de erección, el provisor y vicario general dio licencia a los vecinos para acrecentar la iglesia y su cementerio circundante, así como para construir campanario y colocar la pila bautismal. Aunque se reconoció la poca capacidad de la ermita para el número de vecinos asignados a la nueva parroquia, se toleró su mala fábrica, poco arreglada, con la esperanza de que los vecinos se alentarían a construir posteriormente una nueva iglesia.



 En 1664 el cura de Breña Baja contrata obra de cantería para acabar la obra del cañón de la iglesia, mudar las portadas de cantería del templo viejo al lugar señalado en el nuevo y hacer el arco de la capilla mayor. Fue obligación de los vecinos darle la piedra y demás materiales. Así como poner dos peones a su servicio que le asistiesen continuamente desde la mañana hasta la noche. En 1672 se acabó de fabricar el cañón de la iglesia sirviendo de capilla. La sacristía fue fabricada en el lado de la Epístola, con puerta correspondiente al altar mayor. Bajo ella se encontraba una lonja que servía para despejo de las cosas de la iglesia. Sobre la puerta principal estaba el campanario, con dos campanas. Por entonces no existía baptisterio para la pila bautismal ni coro. La pila estaba colocada a un lado de la puerta principal, lugar señalado para hacer el baptisterio, y frente a ella, en el lado del Evangelio, en el espacio situado entre la puerta principal y la pared, unos bancos hacían de coro provisional en tanto no se fabricara el definitivo, que se había dispuesto hacer en alto sobre la puerta principal.

Posteriormente, entre 1711-1716, la cofradía del Rosario levantó capilla propia, adosada del Evangelio de la capilla mayor.

Tras el aluvión de 1957 se declaró zona de peligro los terrenos aledaños a la vieja iglesia de San José, prohibiéndose la ampliación del templo. En 1973 se bendijo el nuevo complejo parroquial, a 200 metros de la anterior, donde actualmente se encuentran las imágenes de la antigua iglesia.

Nuestra Señora del Socorro.-

La ermita de Nuestra Señora del Socorro fue fundada por Pedro Fernández Camellón en las primeras décadas del siglo XVII.

Pedro Fernández Camellón fue un rico hacendado en el término de La Breña, donde fue propietario de una hacienda de viña y trigo. Entre 1615 y 1621, y en virtud de la licencia eclesiástica que obtuvo del obispo que gobernó la diócesis en aquellos años, fabricó en la hacienda de viña y malvasía que poseía junto al barranco de Aguasencio, una ermita con el título de Nuestra Señora del Socorro, puesta bajo esta advocación por la promesa hecha durante un viaje en la que peligró su vida.

Construida la ermita, solicitó licencia para celebrar en ella el santo sacrificio de la misa, en atención a la utilidad que recibían los vecinos del lugar, distantes de la cabeza del curato. Petición que le fue concedida.

Pronto la ermita del Socorro fue objeto de la devoción del pueblo, expresada a través de donaciones y legados testamentarios.

La primera fundación de la ermita del Socorro, demolida en 1695, estaba situada en el lugar conocido como la pata del barranco de Aguacensio. Próxima a la ermita se encontraba la casa de los fundadores. En 1695, una fuerte avenida del barranco de Aguacensio dejó muy maltratada la ermita del Socorro.

La primera representación de la advocación titular fue un cuadro, como atestigua un inventario fechado en 1650. Posteriormente, a principios del siglo XVIII, cuando la ermita fue reconstruida a raíz de la ruina causada por la avenida del barranco, se debió sustituir aquella representación pictórica por una de talla. La belleza que irradia la majestuosidad icónica de la pieza manifiesta el elevado nivel alcanzado por los escultores palmeros.